El confinamiento forzado o voluntario que se está vivido a nivel mundial a causa de la pandemia del COVID-19 está teniendo efecto no sólo sobre la salud, la economía y/o las relaciones personales, sino que también ha dejado de manifiesto efectos globales sobre el medio ambiente, que nos invitan a reflexionar acerca del por qué están sucediendo, qué tan mal lo hemos venido haciendo los seres humanos, y, sobre todo, si estos cambios son permanentes o transitorios.
Es indudable que con esta “detención” momentánea del mundo, donde ha habido una disminución considerable de actividades industriales, de transporte y de tránsito humano, se ha producido un cambio en las condiciones ambientales. En este sentido, las imágenes que hace unas semanas mostraba la Nasa no mienten, cielos más limpios, al igual que ríos y mares, además de animales tomándose rincones que antes le estaban prohibido sólo demuestran que se deben realizar cambios profundos en los estilos de vida y en las formas de habitar la ciudad.
Estudios indican que estamos viviendo una caída sin precedentes en la emisión de CO2, uno de los principales gases contaminantes que causan el cambio climático, sin embargo, para Ana Huaico Malhue, Doctora en Medio Ambiente y académica del Departamento de Geografía de la Faug, esto será “pasajero sino se toman medidas permanentes posteriores a la pandemia, ya que para que exista una mejora real tiene que haber una disminución de las emisiones de contaminantes sostenidas en el tiempo, no de unos dos o tres meses. Cuando la economía vuelva a funcionar, con los mismos niveles de producción, con las mismas prácticas que teníamos antes de la pandemia, se volverán a emitir los mismos niveles de contaminantes, por lo que se debe pensar en qué medidas se pueden adoptar a futuro”.
En este sentido, señala que los cambios que se han visto a nivel global sólo dejan de manifiesto que “es el hombre el mayor responsable del daño ambiental”, así, para ella, lo que está sucediendo se debe transformar en una “oportunidad para invitar a la reflexión a los tomadores de decisiones, ya que para generar una política pública para preservar la salud del planeta se necesita de voluntad política y del compromiso de las empresas emisoras para impulsar cambios en el corto, mediano y largo plazo en todas las escalas, a nivel energético y en nuestro estilo de vida. Estas acciones van a ser necesarias de impulsar sobretodo una vez que haya pasado la pandemia”.
En nuestro país, además de esta situación mundial, se debe sumar la problemática hídrica que se vive, donde aún existen comunas con localidades sin acceso al agua potable. Crisis como esta demuestran, una vez más, “las profundas desigualdades que existen en Chile. Mientras la sugerencia es “lavarse las manos con frecuencia para protegerse”, la realidad es que muchas personas para realizar algo aparentemente tan sencillo dependen de camiones aljibes, lo que aumenta la vulnerabilidad de la gente para enfrentar la pandemia. La escasez hídrica y el coronavirus es un tema que se debe de abordar desde un punto de vista territorial, para identificar sectores vulnerables e implementar medidas urgentes para enfrentar esta crisis”, comentó la Dra. Ana Huaico.
En definitiva, la pregunta que surge es, así como se han llevado a cabo medidas necesarias para enfrentar esta pandemia, una vez superada y cuando los países comiencen a volver a la normalidad ¿se tomará conciencia acerca de cómo enfrentar el cambio climático?¿Es lógico pensar que así como se encontraron respuestas mundiales para luchar contra este virus también se pueda luchar en conjunto para preservar nuestro medio ambiente?, preguntas que aún no tienen respuestas, pero que se deben empezar a encontrar lo antes posible.