“El principal desafío para el transporte público del país es el distanciamiento físico”

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La crisis provocada por la Covid-19 ha dejado en evidencia una serie de problemáticas relacionadas con la salud, el ambiente, las inequidades sociales y la movilidad, siendo este último punto el que ha acaparado un alto porcentaje de las discusiones, principalmente porque el transporte se ha convertido en uno de los grandes focos de contagio debido a la gran cantidad de personas que se mueven diariamente en él.

Si bien estamos en un momento en el que algunas ciudades se encuentran en cuarentena y al resto del país se le recomienda la menor cantidad de viajes posibles, es importante visualizar cómo se enfrentará la necesidad de traslado para cumplir con las tareas cotidianas cuando el control de la pandemia lo permita, sin con ello exponer a la población a un rebrote de contagio, como ya está sucediendo en otros lugares.

Para la académica de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Geografía de la Universidad de Concepción, Mg. Claudia García Lima, parte de la solución corresponde a la promoción de la bicicleta y la caminata, pero estos “tienen un alcance de distancia y tiempo que nuestras ciudades todavía no logran resolver, por lo que también se deben pensar en esos modos combinados con el transporte público, nunca hay pensar en un sistema monomodal, sino que todas las alternativas sean complementarias”, señala.

Además, explica que en este sentido “el principal desafío para el transporte público del país es el distanciamiento físico. Creo que ahí hay un gran desafío para el sistema de transporte, que finalmente va a exigir otras acciones a nivel de planificación urbana para poder contribuir a un transporte público más eficiente. Dentro de eso hay que tender a una ciudad más cercana, donde podamos tener nuestras necesidades diarias cumplidas a través de las caminatas o de la bicicleta, de modo de usar el transporte público para situaciones muy puntuales y de forma más ocasional”.

La solución a esta problemática requiere una respuesta integral y multisectorial que va más allá del sector transporte, la que debe incluir una perspectiva que conlleve una nueva forma de moverse en la ciudad, con el menor impacto posible en la salud de las personas, pero también en el medio ambiente.

“Una de las externalidades negativas que viene aparejada con la necesidad de distanciamiento físico y autocuidado es la incidencia del uso del automóvil particular, de modo que esto es una alerta para los que toman decisiones sobre los temas de la ciudad. Es una necesidad urgente implementar, incentivar y promover que haya más equipamientos de infraestructura, de forma más homogéneamente distribuidas, de modo de evitar un sobre uso de automóvil particular que ya está comprobado hace mucho daño al medio ambiente”, apunta García.

Finalmente, señala que una de las principales enseñanzas que nos dejará esta pandemia es “la importancia de anticipar ciertas situaciones a las que vamos a estar siempre expuestos, lo que refuerza la idea de la planificación, de escuchar a las personas, de la participación y educación ciudadana en términos de lo que significa vivir en una ciudad, compartir, entender los beneficios de la interacción —también las dificultades— y educarnos en ese modo de vivir, que las acciones de uno afectan el colectivo y viceversa. Creo que todavía falta incorporar lo colectivo en la acción cotidiana”, sentencia.

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