Un equipo de científicos de la Universidad de Concepción, la Universidad del Bío-Bío, la Universidad de La Frontera y la Universidad de Colorado llevó a cabo una expedición al Glaciar Sollipulli en el marco del Proyecto Anillo 210080 “Cold-Blooded: Drivers of Climate Change Refugia for Glaciers and Streamflow Responses”, liderado por el académico FAUG Dr. Alfonso Fernández. El objetivo principal de la expedición era obtener un testigo de hielo – muestra cilíndrica del glaciar – que permite a los científicos estudiar el clima y las condiciones ambientales del pasado.
El glaciar Sollipulli, ubicado en la caldera del volcán del mismo nombre, es probablemente el glaciar más profundo de Chile al norte de los campos de hielo de la Patagonia, con un espesor de aproximado de 700 metros de hielo. Este glaciar ha estado perdiendo masa a un ritmo alarmante, con aproximadamente 70 metros de hielo desde el año 2000 y 4 metros de hielo por año en la última década.
“Nuestra investigación indica que el glaciar Sollipulli está experimentando cambios significativos debido al cambio climático”, explicó Jan Erik Arndt, geofísico e investigador postdoctoral del proyecto Coldblooded. “Es probable que estos cambios se intensifiquen en los próximos años, por lo que era crucial obtener un registro del clima pasado del glaciar para comprender mejor su evolución y predecir su futuro”.
En este contexto, cabe indicar que los testigos de hielo son herramientas invaluables para reconstruir las condiciones climáticas del pasado. Las burbujas de aire atrapadas en el hielo pueden revelar información sobre la temperatura, la composición atmosférica y otros parámetros climáticos. Las capas de ceniza volcánica pueden ser usadas para obtener información sobre la edad de las capas de hielo y, al mismo tiempo, para analizar la actividad de los volcanes en la región.
A pesar de su importancia, hasta ahora no se había extraído ningún testigo de hielo del Glaciar Sollipulli. La expedición logró obtener tres testigos de hielo, pero con una profundidad de menos de un metro.
“Si bien la profundidad de los testigos es limitada, representan un primer paso importante para estudiar el clima pasado del Glaciar Sollipulli”, dijo Arndt. “En los laboratorios analizaremos los isótopos presentes en los testigos para obtener información sobre las condiciones climáticas en la región. Esperamos que en el futuro podamos realizar nuevas expediciones para obtener testigos más largos y profundos, que nos permitan reconstruir el clima del glaciar a lo largo de miles de años”, agregó.
En el caso del Glaciar Sollipulli, estos archivos son aún más importantes debido a su rápida desaparición a causa del cambio climático. La obtención de estos testigos es un paso crucial para preservar la memoria climática de este lugar único y comprender mejor los impactos del cambio climático en los glaciares de la región.
Por último, queremos destacar y agradecer el aporte del investigador Jan Erik Arndt, quien se va a trabajar a Austria como docente en la universidad BOKU, Viena. “Allá mi foco va a estar en la enseñanza de topografía terrestre a estudiantes, pero tendré tiempo para continuar con el trabajo científico. Ojalá pueda continuar mis investigaciones en los Andes del sur y con colaboraciones nuevas con mis colegas chilenos del proyecto Anillo, con el que he trabajado por cerca dos años”.