Académico FAUG Dr. Voltaire Alvarado publica columna de opinión en el Diario El Sur. A continuación, compartimos el texto:
“Cuando terminen los temporales”.
Cuando terminen los temporales se verán nuevamente los estiajes, los bancos de arena y las gaviotas haciendo la tarde en las sábanas del río.
Cuando terminen los temporales volverán las máquinas a extraer materiales del lecho para alimentar las obras de aquí y allá, mientras las garzas huyen de las palas mecánicas.
Cuando terminen los temporales comenzará la primavera con sus vientos amarillos y rosados, que teñirán las superficies con el polen partero de las nuevas flores.
Cuando terminen los temporales volverán las vacas a pastar los bordes del río, a beber de las aguas calmas, ahora brillantes en la mañana y al atardecer.
Cuando terminen los temporales vendrá el silencio de los matinales, que rozarán las escenas turísticas del panorama estival para conquistar el vacío entre el dolor de la catástrofe y el renacer de las riberas fluviales con bañistas y comidas típicas.
Cuando terminen los temporales volveremos la mirada hacia las plantaciones forestales, rogando para que las llamas no regresen como en los veranos pasados.
Cuando terminen los temporales llegarán los cortes de cinta en las viviendas nuevas, las llaves chirriantes en las manos propietarias nerviosas abrirán las puertas de madera y sentirán la humedad contenida en el acabado de hormigón y pintura de sus murallas.
Cuando terminen los temporales los techos de las casas levantadas con la ilusión de la casa propia serán remachados y amarrados con la mejor herramienta que se tenga, sellando de los vientos y aguas del cielo las rendijas de la espera.
Cuando terminen los temporales se alzarán los precios de los alimentos, de las bebidas, de los pasajes, todos productos que consumiremos, porque así siempre ha sido y siempre será.
Cuando terminen los temporales la planificación territorial pasará al cajón de los laureles que la guardan silente, hasta que vuelva a ser útil mencionarla en los comunicados de las autoridades.
Cuando terminen los temporales seguiremos creyendo que la tierra es eterna, que esas lluvias fueron un recuerdo, que los ríos crecidos ya terminaron, hasta que sea de nuevo el momento de verlos llamar a la puerta de la urgencia y el tren dude otra vez de su recorrido, como lo hizo en este invierno, ese donde creímos que los temporales ya no volverían.